Albertina es otra muestra pasajera de “romantizar al indígena” en las redes

.

El analista de datos y redes sociales, Wilmer Machaca, explicó el fenómeno de la tiktoker Albertina Sacaca como un nuevo caso en que se romantiza al sujeto indígena de forma pasajera y desde fuera de este continente.

En un texto compartido en sus redes, Machaca recordó que Albertina forma parte de una cadena de estos “fenómenos virales” que saltan de tiempo en tiempo, como pasó con Wendy Sulca en YouTube y Nancy Risol en Facebook, años anteriores.

“Wendy apareció el 2008 con la canción “La tetita”, logrando 26 millones de reproducciones con esa canción. Para 2012, los medios ya le decían “La Reina del YouTube”, “el fenómeno de las redes sociales”. Wendy llegó a Bolivia el 2015 para hacer un feat con Gepe y grabar el video en un “cholet” de El Alto”, que sería la base para los futuros “electroprestes”, recordó.

En tanto, sobre Risol dijo que ella nació en Facebook y se consolidó en YouTube el 2019, “donde pudo monetizar su tráfico, y con tan sólo tener 10 videos, pasó de 100 mil a un 1 millón de suscriptores en un mes: todo un fenómeno en redes. Nancy hoy tiene 5,8 millones de seguidores en Facebook”.

Machaca destacó que las tres son jóvenes, mujeres y de origen indígena, y todas crecieron exponencialmente con millones de seguidores en muy poco tiempo.

El analista pregunta en este punto: “¿De qué países son sus seguidores? ¿A que condición económica y estrato social pertenecen? ¿Cuál es el grupo etario de sus seguidores?”.

La primera respuesta es que la mayor parte de seguidores de estas jovenes mujeres indígenas está en el exterior. Ya Albertina, en entrevista con el programa QD Show había señalado que la mayoría de sus fans son de Europa y por eso ella apela a difundir “contenidos culturales”.

Conocer estas otras realidades desde esas latitudes, que se muestran ajenas a la cultura europea provoca esa repentina y creciente popularidad.

Machaca avisora que Albertina, como sucedió con Wendy y Nancy, tendrá un punto de estancamiento cuando sus contenidos pasen de la “autenticidad” o “estereotipo construido” a mostrar otra etapa de su vida, como pasó cuando surgió el escándalo viral sobre los “cobros de publicidad en dólares”, por hacer videos en TikTok.

“Eso le paso a Wendy, cuando solicitó que ya no le pidan cantar “La tetita” y empezó a hacer folk pop o reguetón, recibiendo ataques de sus haters y un abandono silencioso de sus seguidores”, agrega el analista de redes sociales.

“Para el caso de las tres “influencers” mencionadas, este vínculo y su alta popularidad, muy aparte de su talento, creatividad y originalidad, en gran medida depende de la exotización de la vida en el campo y la romantización del sujeto indígena”, remarcó Machaca.

Albertina, que se acerca a los 7 millones de seguidores en TikTok, ya comenzó a figurar en spots de empresas, en los que aparece con ropa juvenil. También muestra videos luciendo vestidos y carteras de marca de sponsors que la invitaron a últimas expoferias. Todo aquello le generó rechazo en las redes con comentarios contrarios hasta agresivos por “mentir” sobre su “condición humilde”.

El escándalo sobre su “tarifario” y la exposición de su “representante”, el abogado e influencer Milton Paniagua, que anunció cobros más altos por la figura de Albertina, además de haber rechazado hablar de ella en un canal de televisión, incrementa la legión de “haters” contra la joven quechua.

//@VISOR21//