Oakeshott: Democracia, libertad y el ejercicio de la política

La política en el día a día de la nación se vio condenada a ser vista como una de las prácticas más viles y superficiales que se pueden ejercer, convertida en sinónimo de oportunismo, corrupción y abuso por el comportamiento de quienes la ejercieron a lo largo de la historia nacional, generó en nosotros anticuerpos que dieron lugar a una animadversión de participar, opinar y tomar posturas políticas de manera pública.

Michael Oakeshott en su obra: “Lecciones de Historia del Pensamiento Político Occidental”, la cual recoge las exposiciones que brindaba este filósofo británico al momento de impartir sus lecciones sobre política en la prestigiosa London School of economics, describe y explica de manera sistemática el origen de las ideas e instituciones que dieron lugar a los estados modernos en occidente.

En su apartado referido a la tradición política griega y el origen de la democracia, Oakeshott recoge lecciones importantes que los bolivianos deberíamos tomar en cuenta al momento de afrontar la reconstrucción de nuestras instituciones tanto democráticas como gubernamentales, las cuales conllevan que nosotros los ciudadanos, nos involucremos activamente y con pensamiento crítico en esta empresa de suma complejidad.

Según Oakeshott, los griegos consideraban que un hombre libre es aquel que ejerce su derecho a escuchar y a ser escuchado, lo que denominó como: “el hombre del Ágora”, porque solo allí, al realizar actividad política, se da la liberación y la acción que para los griegos constituye la libertad de la necesidad natural. Para los Helenos la vida en la polis es la vida libre. Y, un hombre es considerado libre en virtud no de ser trabajador, sino de ser ciudadano.

En la Grecia antigua una persona era considerada como ciudadano al momento de tener el derecho de participar de manera activa en la política, cuando alcanza la edad suficiente para prestar el juramento ciudadano y participar en el Ágora, el espacio en el que los hombres libres ejercen su libertad.

Esta visión de la política, recabada por Oakeshott y ejercida en el mundo antiguo, contrasta significativamente con nuestra manera de ver el arte de la política, en aquella época, su ejercicio era una demostración de estatus y la práctica de la libertad, a diferencia de ahora, que es denostada, criticada y evitada por el ciudadano común, lo cual aunque se pude considerar síntoma de un sistema decadente, es en realidad su origen, pues nos desentendemos como miembros del cuerpo social que es Bolivia y rechazamos el ejercicio de nuestra libertad, dejando la responsabilidad de la toma de las decisiones y del ejercicio de la política a los menos preparados y a los más pícaros, quienes son a su vez los que nos hacen creer que la politiquería vacía es sinónimo de política, creando un círculo vicioso que debilita aún más nuestro ya fragmentado aparato gubernamental.

En una democracia cada ciudadano tiene la posibilidad de participar en la actividad libre del debate y la toma de decisiones en relación con los asuntos públicos, no sólo al momento de realizar el ejercicio de la elección de representantes, sino cada día al conversar sobre el rumbo de nuestra nación y las ideas que deben primar.

Es por ello, que invito a mis conciudadanos a tomar esta lección del mundo antiguo recogida por Oakeshott, para involucrarnos en el ejercicio de la política y en la reconstrucción de nuestras instituciones para que las mismas funcionen acorde a las expectativas de la sociedad que queremos ser, impulsando a los más probos y denunciando a los oportunistas.

Porque Bolivia no sólo se construye en plaza Murillo, sino que la construimos todos cuando ejercemos nuestra libertad como ciudadanos de esta gran nación.

  • ESTEBAN EDUARDO BURGOA CARDOZO
  • Director Ejecutivo Generación Bicentenario
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