Corría el año 1906 de nuestra era, cuando el Partido Liberal obtenía una aplastante victoria en Reino Unido, alcanzando cerca de cuatrocientos escaños, logrando el triunfo incluso en las regiones históricamente conservadoras. El líder liberal, Henry Campell, aprovechó la nefasta administración de sus antecesores, un gobierno liderado por el Partido Conservador que se había dividido por diferencias en la reforma arancelaria y que sólo alcanzó ciento veintinueve diputados, un magro resultado que terminó alejándolos del poder.

El resultado de aquellos comicios fue considerado una reacción negativa por parte de la ciudadanía contra las políticas conservadoras y un respaldo categórico a las reformas liberales, por lo que se les proporcionó una sólida base en la Cámara de los Comunes. A pesar de la amplia mayoría, para Campbell fue un tanto compleja la administración de su mandato –al menos– en la primera etapa, debido a que no pudo gestionar adecuadamente un apoyo tan diverso como divergente.

Es interesante evaluar la solidez que obtuvieron los partidos liberales en varios países alrededor del mundo (incluyendo Bolivia) desde finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, manteniendo una constante de crecimiento en cuanto a sus políticas económicas. A pesar de aquello, se reclama que no pudieron profundizar los aspectos relacionados a reformas sociales, que fue en buena parte su punto débil, por considerarse desatendido el bienestar de la población vulnerable, que ya para aquel entonces comenzaba a convertirse en una preocupación fundamental de los estados.

La victoria obtenida el pasado domingo por La Libertad Avanza en las elecciones de medio término de la República Argentina, venían precedidas por una dificultad especialmente compleja para los objetivos del gobierno de Javier Milei, que hace algo más de un mes recibió un varapalo en las elecciones regionales de la provincia de Buenos Aires. Un resultado negativo hubiera significado el fin de los proyectos de reformas políticas y económicas previstas para los próximos dos años.

El pasado 26 de octubre Argentina renovó la mitad de la cámara de diputados y una tercera parte del senado, dirimiendo el reparto del poder legislativo requerido para llevar a cabo las reformas propuestas por La Libertad Avanza y para frenar la arremetida peronista que buscaba contar con la mayoría parlamentaria para activar la moción de censura o, lo que en Argentina se conoce como “juicio político” en contra de Milei, para acortar precipitadamente su gobierno antes de los cuatro años para los que fue elegido.

Por su parte, las facciones peronistas plantearon los comicios como una especie de encuesta nacional, acerca del funcionamiento del plan de estabilización macroeconómico impulsado por el gobierno de Milei. La reducción de la inflación, la caída de la pobreza, el déficit fiscal, entre otros, formaron parte de las consultas realizadas por los grupos políticos peronistas que fueron en parte los responsables de aquellos graves problemas, dándose el lujo de cuestionar el relanzamiento de la actividad económica y frenando sistemáticamente los proyectos de reformas políticas y económicas que se requieren aprobar desde el congreso.

Los sondeos de opinión que se habían conocido previo a los comicios, mostraban que se venía otro duro revés para LLA, sin embargo, los resultados finalmente representaron mucho más que una simple victoria electoral. Son la reafirmación categórica del anhelo ciudadano por recuperar el control de sus vidas, frente a un estatismo que se ha extendido durante décadas y que ha llevado a la Argentina al igual que a muchos otros países latinoamericanos a estancarse en un pozo sin salida.

Uno de los resultados más llamativos se produjo en la ajustada victoria en la provincia de Buenos Aires, en la cual Diego Santilli, superó a Jorge Taiana. El desenlace de estos resultados constituye el debilitamiento notable de las facciones peronistas lideradas por Axel Kicillof, que intentó minimizar la derrota al señalar que seis de cada diez argentinos rechazan el modelo de Milei, olvidando decir, que sólo tres de cada diez aprueban los suyos.

La campaña de LLA tuvo el lema de “La libertad avanza o la Argentina retrocede”, una campaña que contó con el apoyo del presidente norteamericano que en conferencia de prensa desde el mismo Air Force One (Fuerza Aérea Uno), señaló que “Argentina lucha por su vida” y aseguró que los 20.000 millones de dólares en inversiones comprometidos, estaría asegurado, sólo, si Javier Milei ganaba las elecciones y se continúa implementando las reformas necesarias para sacar al país de la profunda crisis. Luego de conocerse los resultados, la Bolsa de Valores de Buenos Aires y las acciones subieron, mostrando la confianza del mercado y los inversionistas.

Finalmente, el Congreso de la Nación pasará de los 27 a los 101 diputados de la coalición oficialista y en el senado incrementan de 6 a 20 representantes. Superan así ampliamente la hegemonía peronista que se encargó de bloquear y frenar las iniciativas presentadas por Milei desde el año 2023. Las medidas que prometían un cambio radical, podrán ser ejecutadas, a partir de los acuerdos que alcancen con otros bloques de oposición NO peronistas.

LA LIBERTAD, AVANZA. Es la conclusión a la que podemos arribar luego del triunfo electoral de Javier Milei, que debe trabajar arduamente para equilibrar la disciplina fiscal y reactivar el crecimiento económico que le permita al peso argentino recuperar el poder adquisitivo. El resultado legitima una vez más al gobierno liberal y le permitirá a Javier Milei seguir impulsando medidas de capital importancia si pretende cumplir con su ambicioso proyecto, además le permitirá ver con mayor claridad lo que venga de cara a las elecciones del año 2027.

Los resultados sirven también para que los países de la región interpreten el mensaje político inequívoco de que la vía hacía un progreso sostenible y duradero, se basa en el respeto irrestricto a las libertades individuales, el control del gasto público, seguridad jurídica, estímulos e incentivos a la inversión, una escasa intervención del Estado en temas que son competencia del sector privado y fundamentalmente la confianza que brinden los gobiernos a través de instituciones sólidas que permitan el surgimiento de una era de prosperidad basada en la libertad, la democracia y la responsabilidad individual.

Mientras tanto en el país (Bolivia), sigamos trabajando para que pronto llegue la renovación responsable, miremos al futuro con optimismo y seguros que pronto pasará la crisis que golpea al país y sus familias. Recuerden que: “Estamos acostumbrados a ver al poderoso como si se tratara de un gigante, sólo, porque nos empeñamos en mirarlo de rodillas y ya va siendo hora, de ponerse de pie”.

  • CARLOS MANUEL LEDEZMA VALDEZ
  • ESCRITOR. DOCENTE UNIVERSITARIO. DIVULGADOR HISTÓRICO. DIRECTOR GENERAL PROYECTO VIAJEROS DEL TIEMPO
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