La seguridad y la economía, los grandes desafíos para después de agosto

«En vano, algunos desde Estados Unidos están planificando que la derecha va a ganar, que va a volver. A ver si esa derecha, si gana, aguanta. Aquí, el pueblo está unido para defender su patria», advirtió el miércoles 18 de junio Evo Morales en una reunión con los dirigentes de las Seis Federaciones del Trópico. Podríamos tomar las palabras de Morales como una de sus ya habituales incontinencias verbales; sin embargo, en días pasados se hicieron públicos unos videos de un grupo de encapuchados portando armas automáticas y amenazando con disparar contra la humanidad de efectivos militares y policiales que ingresen a la zona dominada por Evo.

«Guerra avisada no mata soldados», es un viejo adagio que nos dice que, si algo malo va a suceder, pues, es más fácil que tomes precauciones o medidas disuasivas. Pero, a pesar de lo vetusto del refrán, el gobierno de Arce Catacora parece no sentirse amenazado por los grupos criminales que siguen las órdenes del cocalero. La hipótesis, no quiere problemas en sus últimos 60 días de gobierno.

Un par de días atrás, tuve el honor de estar de expositor en un foro sobre seguridad del Estado y Desarrollo Económico. La conclusión de todos los ponentes, entre los que se encontraban expertos en criminalística, policías y militares, es que Evo Morales se ha convertido, en realidad, siempre fue, en una amenaza para la seguridad del país, por ende, en un peligro para la vida, la propiedad y la libertad de los bolivianos de bien.

La solución pasa por aplicar una estrategia parecida a la que usaron Alberto Fujimori en el Perú o Belisario Antonio Betancur en Colombia, concretamente, con Pablo Escobar y sus socios. Es decir, que Evo pase a ser un objetivo militar para el gobierno nacional. Es una medida dura, pero necesaria, especialmente, después de que el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) añadiera oficialmente a Bolivia a su lista gris, dado de que el país no cumplió con las observaciones para elaborar una ley para luchar contra la legitimación de ganancias ilícitas y el financiamiento al terrorismo.

No obstante, junto con la recuperación de la seguridad interna, es igual de necesario el reordenamiento de la visión geopolítica, puesto que los acuerdos militares con Irán fueron las peores metidas de pata de los gobiernos de Evo y, posteriormente, de Arce Catacora.

Note la contradicción, mientras los emprendedores bolivianos dedicados al comercio exterior necesitaban profundizar los acuerdos comerciales con Estados Unidos, el régimen aplicaba la «solidaridad revolucionaria» para con las más furiosas dictaduras antinorteamericanas. Aparentemente, en la actual escalada de violencia entre Irán e Israel, donde los ayatolas iranies tienen las de perder, Arce Catacora y su gobierno han optado por la ruta del silencio, hasta ahora, lo único bueno que se hizo. Al respecto, Emilio Martínez, en su artículo: Lejos de los ayatolas, expresa:

  • No esperamos un giro completo de las afinidades, que sólo serán posibles en otro contexto político, cuando sea viable retomar el flujo turístico israelí hacia el norte amazónico de Bolivia, o explorar la cooperación tecnológica con una potencia en ese rubro como es Israel, única democracia de su región. Mientras tanto, mantener al país lejos de los ayatolas parece una buena estrategia nacional.

Con todo, y dado los últimos resultados en las encuestas, aparentemente, el próximo gobierno se decidirá entre Jorge Quiroga y Samuel Doria Medina, ambos muy cuestionados por su largo historial de opositores funcionales y negociadores con Morales, por ejemplo, la Asamblea Constituyente del 2007 y la fuga del cocalero el 2019. Ergo, ¿cualquiera de los dos que ocupe la silla presidencial estará a la altura de los desafíos históricos que enfrenta Bolivia, o simplemente quieren figurar en los libros como expresidentes? Eso es algo que la historia juzgará.

  • HUGO BALDERRAMA FERRUFINO
  • ECONOMISTA, MASTER EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Y PHD. EN ECONOMÍA
  • *NDE: LOS TEXTOS REPRODUCIDOS EN ESTE ESPACIO DE OPINIÓN SON DE ABSOLUTA RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO COMPROMETEN LA LÍNEA EDITORIAL LIBERAL Y CONSERVADORA DE VISOR21